El gatito sin alas, voló
En un pueblo pequeño alejado de
la ciudad, nació un gatito sin alas llamado lilo.
Era un día gris, fuera de lo
común, ya que siempre solían tener un sol radiante que contagiaba felicidad.
- “Qué raro es este animal” todo
mundo decía al verlo, sin parar de criticar, y exclamaban:
- ¡No puede ser de este mundo!, ¿Por
qué no tiene alas, si el resto tienen?
El tiempo pasaba, y Lilo tenía la esperanza de que
algún día sus alitas crecieran, pero no fue así. Con el paso de los días, se
sentía cada vez mas acomplejado al tener darse cuenta que era mayor de edad, no
quería salir de su casa ni siquiera a pasear. Esta cuestión le había provocado
una gran tristeza, angustia y miedo, ya ni siquiera podía comer ni tomar leche.
- “Aquí todos te queremos, los
demás nos da igual” le decían sus padres preocupados y serios.
Su hermana, Quira, cuidaba a su
hermanito, limpiaba su frágil lomo con algodón teniendo la esperanza de que las
alitas crecieran para que aprenda a volar como el resto de los gatitos.
La gatita Quira le dice:
-“Hermano, yo se que podrás
volar, voy a ayudarte no dejes que la envidia de la gente limite tu libertad”.
Y así comenzó el trabajo para ver
de qué forma podrían hacer para que Lilo tenga sus alitas. Entonces, probaron
de todas las formas posibles. Lograron hacer unas alitas hechas de papel
reforzado, y… ¡sorpresa! Quedaron perfectas.
Un día con un sol radiante, el
gatito mientras daba vueltas pensando, se había decidido y estaba listo para
volar con las alitas que su hermana le había hecho. Cruzó todo aquel pueblo
volando mientras todos lo veían sorprendidos, ya que habían pensado que era
imposible que pudiera volar.
Su hermana, la gatita lo miraba volar y
lloraba de la emoción, aunque todos lo criticaron, de su vuelo lo había
disfrutado con una esplendida sonrisa. Y así el gatito sin alas pudo un día volar como algo muy natural.
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